El ciervo que se ve en el agua


El ciervo que se ve en el agua

Mirándose cierto día en el cristal de una fuente, un cuervo alababa la belleza de sus cuernos, soportando con tristeza la vista de sus delgadas piernas, cuyo reflejo se perdía en la onda cristalina.

-¡Qué desproporción entre mis pies y mi cabeza!
-decía contemplando su imagen de dolor-. A los arbustos más altos, mi frente llega; pero mis pies son una vergüenza.

            Mientras así hablaba un sabueso se el echa encima; trata de ponerse a salvo, y hacia los bosques huye. Pero sus cuernos, ornato lamentable, a cada instante le detienen, estropeando el servicio que le prestan las piernas, de quienes sus días dependen. Desdícese entonces y maldice el presente que todos los años le hace el cielo.

            Estimamos lo bello y despreciamos lo útil. Lo bello a menudo causa, nuestra pérdida: el ciervo censura los pies que le hacen ligero, y alaba los cuernos que le perjudican

LA FONTAINE, Fábulas, México, editores unidos mexicanos, 2002, pp. 105

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