Asertividad
U
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na de las habilidades sociales que nos
parece más desconocida es la asertividad.
Se trata de la capacidad para empatizar con los demás, pero de saber exponer
nuestras emociones, deseos y necesidades de forma no agresiva. No se trata de
imponer la voluntad de uno, pero sí de saber expresarla y de hacer las cosas
conforme nos sintamos cómodos con ellas. Los adolescentes suelen tener mucha
vida social,
pero en muchas ocasiones se vuelven seres egoístas y maleducados con los que es
muy difícil hablar.
De niños pudieron ser fáciles y de
repente llega un momento en su vida en que se apartan de los padres y se
enfadan con el mundo. Es una fase normal por la que todos hemos pasado, por
mucho que nos digan cuando somos niños que la vida es difícil hasta que no te
das cuenta por ti mismo no eres absolutamente consciente de ello. La
adolescencia es la apertura al mundo exterior y real. Algunos niños han tenido
que sufrir más de la cuenta, pero en general nuestra existencia se reduce a un
mundo de fantasía hasta que llegamos a la adolescencia.
Es entonces cuando queremos afianzar
nuestra personalidad y luchamos con todos y contra todos para lograrlo. La
asertividad, se pierde muchas veces por el camino, el esfuerzo por lograr ser
uno mismo es demasiado grande para darse cuenta de que están siendo egoístas o
agresivos. La pasividad es uno de los extremos opuesto a la asertividad. La
agresividad es el otro.
La asertividad, trata de posicionarte en
el punto medio de los dos extremos, facilitando la comunicación y la relación
con los demás.
COMPORTAMIENTO
ASERTIVO
Hace referencia a cuando la persona se expresa de forma que
respeta tanto los derechos propios como los ajenos. Supone un estilo de
comunicación en el cual se expresan directamente y abiertamente los propios
sentimientos, las necesidades, las ideas, los derechos legítimos y opiniones,
sin amenazar o agredir a los demás, es decir: respetando lo del otro pero
expresando lo propio.
Estas personas conocen y tienen en cuenta las necesidades,
sentimientos y emociones de los demás sabiendo que son las mismas que las
suyas. Con su actitud refleja que la persona se gusta a sí misma, se respeta y sabe
mantener la calma en las situaciones difíciles. Pero también respeta a los
demás.
El comportamiento asertivo se caracteriza por:
•Hablar honestamente para resolver problemas.
•Estar satisfecho consigo mismo, sentirse con autocontrol.
•Mensajes en primera persona. Expresar opiniones y sentimientos
desde el yo: “yo pienso, opino, siento que...”.
• Respetar del mismo modo a los demás. “¿Qué te parece, qué
piensas?”.
• Conocer sus derechos y defenderlos, exponiendo las cosas
claras y abiertamente.
• Un habla modulada y fluida sin vacilaciones ni muletillas.
• Nivel de voz conversacional adecuado, mirando a los ojos del
interlocutor.
• Un comportamiento no verbal que se caracteriza por transmitir
seguridad y respeto, con una expresión de cara tranquila, una mirada directa y
un cuerpo relajado.
LA ASERTIVIDAD O LA AUTOAFIRMACIÓN PERSONAL
La asertividad no es un rasgo de personalidad que unos tienen y
otros no. Es un estilo de comportamiento que se manifiesta a través de la
comunicación y que, como tal, puede aprenderse.
Ser asertivo significa
confiar en uno mismo, en nuestras opiniones, nuestros derechos, deseos,
relaciones, etc. Es lo que definimos como la autoafirmación personal: responsabilizarse uno mismo de sus
sentimientos, emociones, pensamientos, opiniones, derechos, y darlos a conocer
a los demás. También significa aceptar que los demás también tienen exactamente
el mismo derecho a autoafirmarse.
Hay varias clases de asertividad:
1. La asertividad positiva. Consiste en expresar de forma clara, abierta y sincera el afecto
y los sentimientos positivos que se sienten o que le hacen sentir otras
personas. Es reconocer todo aquello que le gusta de los demás y ser capaz de
expresarlo sin vergüenza y sin miedo.
Ejemplos de comunicación asertiva positiva:
ü
“Me gusta mucho trabajar
contigo”.
ü
“Haces que todo resulte
muy fácil”.
ü
“Estoy feliz de haberte
conocido”.
ü
“Siento admiración por
ti…”
2. La asertividad negativa. Consiste en saber decir "no" o saber negarse
cuando no estamos de acuerdo con lo que nos piden, por ejemplo:
Ø
“No voy a ir a esa
fiesta”.
Ø
“No quiero, no me
apetece”.
Ø
“No estoy de acuerdo
contigo”.
Ø
“No, eso no lo voy a
hacer...”
También consiste en expresar comentarios o sentimientos
negativos cuando la conducta de alguien nos hace sentir mal o nos incomoda, por
ejemplo:
v
“Me molesta que me
interrumpas delante de la gente”.
v
“Me gustaría que me
respetaras cuando hablo con alguien”.
v
“No me parece bien lo me
que has hecho”.
v
“Estoy molesto/a contigo…”
Esta afirmación negativa, que consiste en expresar lo que nos
hace sentir mal y aclararlo para que no vuelva a suceder, ayuda a sentirnos
mejor al expresar lo que sentimos y nos ayuda a mejorar las relaciones.
3. La asertividad empática. Consiste en expresar nuestros deseos y sentimientos, pero
después de haber reconocido la situación y los sentimientos del otro:
·
“Sé que estás cansado y ya
no aguantas más pero yo necesito que ahora me ayudes”
·
“Sé que puede que no te
guste pero quiero decirte algo...”
4. La asertividad progresiva. Comienza cuando, a pesar de los esfuerzos por ser asertivos y
empáticos, la otra persona no responde positivamente. Entonces debemos aumentar
la firmeza y repetir nuestra postura pero sin ponernos agresivos. Por ejemplo:
s
“Por favor, te estoy
pidiendo que dejes de interrumpirme”.
s
“Te agradecería que
guardaras silencio”.
LOS DERECHOS PERSONALES
Un gran paso para aprender a ser asertivos es conocer nuestros
derechos que como dice Olga
Castanyer “no están escritos, pero que todos poseemos, y que
muchas veces olvidamos a costa de nuestra autoestima”. Reflexiona sobre la
lista que hace esta misma autora y piensa si los pones o no en práctica y cómo.
Estos derechos
nos servirán de base para aprender y poner en práctica la asertividad.
LAS HABILIDADES DE AUTOAFIRMACIÓN
Para cultivar una óptima, valiosa y práctica asertividad,
tenemos que poner en funcionamiento las siguientes habilidades:
• Hacer y recibir cumplidos
Mediante los cumplidos se destaca las características positivas
de una persona o de la tarea que está realizando. Los cumplidos actúan como
refuerzo positivo (recompensa) y hacen las relaciones más agradables: hacen ver
que no nos olvidamos de las personas y que se las valora.
La forma de hacer un cumplido es referirse a alguna conducta, la
apariencia o las características de su hijo. Hay que ser específico, diga
exactamente lo que le gusta y diga el nombre de la persona a quien se lo
dirige. No escatime cumplidos a sus familiares y, en especial, a su pareja e
hijos. Ejemplo: “María, me ha gustado mucho que juegues sin pelearte con tu
hermano pequeño, estoy orgullosa/o de cómo te has portado esta tarde”.
• Hacer peticiones
Con hacer peticiones nos referimos a pedir favores, reclamar
ayuda, solicitar a otra persona que cambie de conducta; en definitiva,
reivindicar lo que se quiere, siempre que respetemos los derechos de los demás.
Usted debe aprender la habilidad de realizar peticiones de
manera que no moleste a quien se lo pida y que acceda a su petición la mayoría
de las veces, aunque, ha de tener presente que la otra persona tiene derecho a
decir "no". En este sentido, tenga presente:
Ó
Sea directo. No es
necesaria ninguna justificación, aunque una explicación ayuda bastante: “Quiero
pedirte algo: por favor. ¿Me cambias el turno de trabajo el sábado? Necesito
ese día libre”.
Ó
No tome las respuestas
negativas como algo personal. Siempre debemos estar preparados para el “no”. El
otro tiene un total derecho a negarse.
Ó
No disculparse por tener
que pedir algo: “Perdona, no debería pedírtelo...”.
Ó
Volver a repetir la
petición o clarificarla, si vemos que no accede a la primera: “Tal vez no me
haya usted entendido, necesito el coche para el lunes, quisiera que hicieran
todo lo posible para tenerlo acabado el lunes”. Nunca utilizar la amenaza, la
coacción, o el insulto para conseguirlo.
Rechazar demandas: decir "no"
Cuando se nos hace demandas que consideramos que no son
adecuadas o no queremos atenderlas, tenemos que ser capaces de rechazarlas
o de decir "no". Para ello contemple lo siguiente:
Diga simplemente
"NO". Puede dar una explicación si lo cree conveniente, pero
recuerde, no está obligado a justificarse. Los mejores motivos son los que se
basan en sus propios deseos, o puntos de vista: “no me gusta, no me apetece, no
me parece bien, no quiero...”.
Si duda, pida tiempo para
meditar la decisión, no se deje presionar, diga: “lo tengo que pensar”.
No dé excusas, dan pie a
que sean invalidadas y es el comienzo del juego de la manipulación. Cuantas más
pegas le encuentre usted a hacer lo que le piden, más soluciones le dará su
interlocutor para que usted lo haga. Si no tiene ganas de ir, no diga: “es que
no tengo coche”, pues le pueden responder: “tranquilo, vamos en taxi”.
Sepa aceptar las
consecuencias de su decisión. La mayoría de las personas se enfadan o disgustan
cuando reciben un "no". No intente quedar bien si va a decir
"no", confórmese con mantenerse sereno/a y no ofender a la otra
persona.
Ofrezca una alternativa
viable para ambos, si la otra persona le importa y usted desea mantener una
buena relación con él/ella.
Repetir la negativa, en
caso de insistencia y de intentos de manipulación por parte de la otra persona
(lo que pretende es que se sienta usted responsable de solucionar su
situación).
•Mantenerse firme en su negativa
- Se trata de defender su punto de vista, su negativa, su
postura con tranquilidad, sin dejarse manipular por aspectos irrelevantes,
excusas triviales o la agresividad del interlocutor.
- Debe hacer caso omiso a los intentos de manipulación por parte
del interlocutor, este puede recurrir a la buena relación que os une, a hacerle
responsable de la situación o a amenazas de posibles consecuencias
negativas. No debe dejarse influir por todas estas argucias.
- Repetir, con firmeza, hasta que el interlocutor se convenza de
su postura o le ofrezca una alternativa viable.
• Hacer frente a las críticas
La mejor manera de reaccionar ante una crítica consiste en
analizar serenamente cuál es el tipo de crítica que le están haciendo, aceptar
las que son justas y defenderse con buenos modales de las injustas. No ponerse
nervioso, ni contraatacar con críticas a la otra persona. Reflexionar con
claridad para detectar si son adecuadas o no. No sentirse humillado, no
deshacerse en justificaciones o excusas. Aceptar serenamente el punto de vista
de la otra persona sin creer que éste nos define como personas.
Hay varias formas de hacer frente a las críticas, por ejemplo,
mediante:
Í
Acuerdo asertivo. Es una
técnica para reaccionar cuando recibe una crítica que es una descalificación
personal hacia usted y que se basa en un comportamiento suyo que ha podido
causar molestia.
Ante estas situaciones usted debe aceptar la crítica, pero
subrayando que es su conducta la criticable y no usted como persona. Si le dicen:
“eres un irresponsable, por tu culpa he llegado tarde”, puede decir: “no soy
irresponsable, es verdad que me he olvidado de la cita, pero tú también te
podías haber acordado”.
Í
Pregunta asertiva. Esta técnica
consiste en pedirle más información y aclaraciones a la persona que nos hace la
crítica. Son preguntas destinadas a saber a qué se refiere exactamente con su
crítica, por ejemplo: ¿a qué te refieres cuando dices que...?
Í
Defensa asertiva. Con esta
técnica se trata de mostrar acuerdo, pero no ceder a lo que se está pidiendo.
Al mantenerse firme en su conducta, hará que el otro considere su postura y
tenga en cuenta la suya. Mediante esta técnica hace ver que escucha a la
persona que le está hablando, pero que no está dispuesto a ceder a su exigencia,
puede decir: “es posible que tengas razón, pero de todas formas yo creo
que...”, “probablemente estés en lo cierto, pero aun así sigo pensando que...”.
• Expresar
molestia, desagrado o desacuerdo
Consiste en expresar firme y serenamente los sentimientos o reacciones que nos produce una determinada conducta de la otra persona y sugerirle abiertamente que
lo reconsidere o cambie. Al hacerlo debemos tener en cuenta:
Ø
No generalizar a toda su
persona. Concretar y especificar la conducta que nos desagrada sin referirnos a
ella como persona, por ejemplo, decir: “me molesta, o me siento mal, o me
disgusta...que me grites cuando me equivoco...”, o “me molesta… que me insultes
o descalifiques cuando hago…”; no decir: “me gritas o me insultas porque eres
una persona mala…”.
Ø
Pedir un cambio de
conducta en la otra persona: “me gustaría que no me observaras tanto cuando
hago mi cama, así evitaremos los enfrentamientos y los gritos...”.
Ø
Reconocer empáticamente
los motivos o esfuerzos que la otra persona pone en nosotros: “sé que tienes
mucha ilusión en que aprenda a hacer la cama como tú, pero dame algo de
tiempo...”.
Debemos tener claro que, con estos derechos y habilidades no se
pretenden formar personas egoístas, individualistas, desconsideradas,
calculadoras, rebeldes, hipócritas, asociales, etc. Se pretende formar personas
abiertas, sinceras, decididas, empáticas, seguras de sí mismas, respetuosas
consigo mismo y con los demás, responsables, activas. Personas bien integradas
y ubicadas socialmente. Se intenta desarrollar personalidades asertivas, no
manipulables y sumisas.
BENEFICIOS
DE LA ASERTIVIDAD EN LA COMUNICACIÓN FAMILIAR
La comprensión, el desarrollo y la puesta en práctica de los
conceptos que hemos visto tienen unos beneficios importantes en la relación
entre padres e hijos. La asertividad, nos ayuda a prevenir multitud de
confusiones y conflictos en la convivencia diaria ya que potencia la
autoestima, la seguridad y confianza en nosotros mismos, procurándonos un buen
funcionamiento en la relación con los demás, y también con nuestros hijos.
La asertividad, previene la agresividad y el autoritarismo como
único modo de resolución de los conflictos; desarrolla el respeto y la
capacidad personal para enfrentarse a los momentos difíciles con las personas.
Muchas veces los padres se enfrentan a situaciones consideradas
difíciles o problemáticas en la convivencia familiar. Por ejemplo: cuando
expresan la disconformidad con el hijo o incluso el enfado o disgusto, cuando
tienen que hacerle una crítica para corregir un comportamiento inadecuado o,
sin duda la más compleja de abordar, cuando tienen que decir que "no"
o poner límites al hijo.
En todas estas situaciones no es fácil reaccionar de manera
satisfactoria y práctica, siendo lo más frecuente las reacciones automáticas e
impulsivas. En estos casos, los padres se sienten a disgusto con su reacción o
con el resultado obtenido después: piensan que no tenían que haber gritado o
tenían que haberse callado, se sienten mal por haber caído en la agresividad o manipulación,
por no haber sabido reaccionar adecuadamente o por no imponerse. Estas
situaciones a menudo generan sentimientos negativos como la tristeza, la
frustración, el enfado o la ira, y afectan tanto a los padres como a los hijos.
Cuando estas situaciones se repiten con frecuencia pueden acabar
siendo evitadas por los padres, prefiriendo no enfrentarse a ellas para evitar
sentirse mal consigo mismo o perder el control; y también evitadas por el hijo,
que prefiere mentir para conseguir lo que desea antes que soportar una
discusión o una “bronca”.
El comportamiento asertivo ayuda a mejorar las relaciones familiares,
incluso en las situaciones de enfrentamiento de posturas entre padres e hijos, gracias a
que estimula un comportamiento controlado y eficaz ante los ataques personales percibidos,
evitando las reacciones impulsivas e irracionales. Ayuda a mantener el
control y la autoestima, facilitando la consecución de nuestros objetivos en la relación (que nos
obedezcan, que nos hagan caso) sin perder el afecto de los demás o el respeto por nosotros
mismos (perder el control y sentirnos culpables).
La asertividad no solo es importante para vuestro bienestar o
buen hacer como padres, además es una habilidad de protección para vuestros
hijos. Deben enseñarles a ser ellos mismos, a no dejarse manejar por los demás,
a proteger su autoestima de las críticas y a sabe escucharles y reaccionar a
ellas, a no utilizar la violencia para conseguir las cosas, a tener en cuenta y
respetar al otro, a ser responsables de sus actos, etc.
Es una habilidad que debemos fomentar y estimular, teniendo muy
en cuenta que la primera forma de aprendizaje es el ejemplo o modelo que
nosotros les podemos ofrecer en casa, con nuestro trato y actuaciones. La forma
en que ustedes les expresen o pidan las cosas, cedan o se rebelen ante sus
conductas de manipulación, va a ir configurando el estilo de comunicación
aprendido por los hijos. Así, se ha comprobado que las conductas agresivas como
gritar, amenazar, insultar o manipular, se suelen aprender desde la
infancia en casa, a través de la experiencia directa y a través de la
observación de los resultados que producen cuando las realizan los demás. Es
indudable que las conductas agresivas, en la mayoría de las ocasiones, producen
un resultado inmediato en las otras personas: la sumisión, el conformismo o el
ceder para evitar el enfrentamiento, por lo que tienden a ser imitadas por los
hijos en situaciones de conflicto con iguales, o incluso con los padres o
educadores cuando se generan para ellos situaciones de frustración.
Por otra parte, los padres que preferentemente utilizan un
estilo educativo autoritario, agresivo o impositivo en el que priorizan la
obediencia como objetivo educativo por encima de otros, dando poco margen a la
expresión de la autonomía del hijo, están haciendo indirectamente que éste
desarrolle un estilo de comportamiento pasivo, de conformismo u obediencia sin
crítica, no sólo a ellos sino también a los demás. Puede que más adelante
aparezca en su hijo/a la rebeldía negativa. Al enseñarle a “ser bueno/a sin
rechistar”, también le están diciendo que evite toda discusión, que acepte las
críticas resignado y que se deje llevar por los demás “que son los que tienen
la razón”. Enseñando a sus hijos de esta forma, les dejan poco margen para que
tenga criterios propios, que sean independientes, autónomos o una persona
asertiva. Esto hace que su hijo adopte lo que anteriormente vimos como
comportamiento pasivo: no defender sus opiniones, ideas, intereses y sentirse
influido y dominado por los demás; lo que repercutirá negativamente en su
autoestima.
Los aspectos más importantes de la asertividad son el derecho,
la capacidad y la habilidad de decir "no" a los demás, de negarnos a
sus deseos cuando entran en conflicto con los nuestros o simplemente
consideramos que nos pueden perjudicar.
Aprender a usar formas correctas
de comunicación para resolver los conflictos de manera adecuada.
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En distintas situaciones se nos plantea la necesidad de usar
formas correctas de comunicación que nos ayuden a resolver los conflictos de
manera adecuada. Una comunicación correcta debe cumplir cuatro condiciones:
1) Usar palabras y gestos adecuados
2) Defender bien los propios intereses
3) Tener en cuenta los argumentos y los intereses del otro
4) Encontrar soluciones de compromiso razonables para ambas partes
Sin embargo, en nuestra comunicación con los demás, podemos
reaccionar de tres formas:
1. Podemos ser ASERTIVOS: –
ü
Decimos lo que pensamos y
cómo nos sentimos –
ü
No humillamos,
desagradamos, manipulamos o fastidiamos a los demás
ü
Tenemos en cuenta los
derechos de los demás
ü
No siempre evitamos los
conflictos, pero sí el máximo número de veces –Empleamos frases como: “Pienso
que...”, “Siento...”, “Quiero...”, “Hagamos...”, “¿Cómo podemos resolver
esto?”, “¿Qué piensas”, “¿Qué te parece?”
ü
Hablamos con fluidez y
control, seguros, relajados, con postura recta y manos visibles, utilizamos
gestos firmes sin vacilaciones, miramos a los ojos.
2. Podemos ser PASIVOS:
Ø
–Dejamos que los demás
violen nuestros derechos
Ø
Evitamos la mirada del que
nos habla
Ø
Apenas se nos oye cuando
hablamos
Ø
No respetamos nuestras
propias necesidades
Ø
Nuestro objetivo es evitar
conflictos a toda costa
Ø
Empleamos frases como:
“Quizá tengas razón”, “Supongo que será así”, “Bueno, realmente no es
importante”, “Me pregunto si podríamos...”, “Te importaría mucho...”, “No crees
que...”, “Entonces, no te molestes” –No expresamos eficazmente nuestros
sentimientos y pensamientos
3. Podemos ser AGRESIVOS:
Ofendemos verbalmente
(humillamos, amenazamos, insultamos,..)
Mostramos desprecio por la
opinión de los demás
Estamos groseros,
rencorosos o maliciosos
Hacemos gestos hostiles o
amenazantes
Empleamos frases como:
“Esto es lo que pienso, eres estúpido por pensar de otra forma”, “Esto es lo
que yo quiero, lo que tú quieres no es importante”, “Esto es lo que yo siento,
tus sentimientos no cuentan”, “Harías mejor en...”, “Ándate con cuidado...”, “Debes
estar bromeando...”, “Si no lo haces...”, “Deberías...”
Respondemos a las siguientes preguntas:
A) Describe una situación
conflictiva o una conversación difícil que hayas tenido con otra persona y en
la que hayas reaccionado de forma pasiva:
B) Escribe una situación conflictiva o una conversación difícil
que hayas tenido con otra persona y en la que hayas reaccionado de forma
agresiva:
C) ¿Cómo podrías haber reaccionado de forma asertiva en las dos
situaciones anteriores?
D) Describe una situación conflictiva o una conversación difícil
que hayas tenido con otra persona y en la que hayas reaccionado de forma
asertiva:
E) ¿Cuál es la forma de reaccionar que cumple mejor las cuatro
condiciones de una correcta comunicación?
F) ¿Cómo nos sentimos tras reaccionar de forma pasiva?
¿Y agresiva?
¿Y asertiva?
G) ¿Con qué forma de reaccionar se daña menos la relación
interpersonal?
H) ¿Cómo te ven los demás al comportarte de forma asertiva?
¿Y agresiva?
¿Y pasiva?
I) ¿Qué conclusiones has sacado de todo esto?
J) Para terminar, elegimos entre todos una situación conflictiva
real y ensayamos las distintas formas de reaccionar.
Por ejemplo: un amigo nos propone hacer algo que no nos gusta.
Para conocer si eres una persona asertiva o no, responde dando click en el siguiente test:
http://www.helios3000.net/tests/asertividad.shtml
Para conocer si eres una persona asertiva o no, responde dando click en el siguiente test:
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